En el municipio de Pinilla del Valle, en el corazón del valle del Lozoya, se encuentra este bello itinerario que combina el excursionismo y la cultura popular. La Ruta de los Oficios rememora los oficios tradicionales de la sierra, como el de herrero, molinero, pastor o carbonero, en sucesivas paradas que desvelan los detalles de aquellas ocupaciones.
Los oficios han ido variando a lo largo de los tiempos y adaptándose a medida que las sociedades tenían nuevas necesidades. La gente de la sierra siempre tuvo oficios apegados a la tierra, asociados a los recursos naturales que ofrecían las montañas. Algunos de estos oficios ancestrales se han perdido, como el de gabarrero o carbonero, y otros subsisten porque siguen siendo imprescindibles en este tecnológico siglo XXI, como el de herrero, apicultor o ganadero.
Los vecinos de Pinilla del Valle decidieron hace tiempo que los oficios de ayer no debían caer en el olvido y que deberían ser un legado a conservar, sobre todo para la gente joven que nunca los ha conocido. Con este motivo celebran cada verano suFeria de los Oficios y Tradiciones, que se complementa con la denominada “Ruta de los Oficios”, un bello itinerario que se puede realizar en cualquier época del año y que, en sucesivas paradas, muestra los pormenores de aquellas labores hoy casi extinguidas.
Inicio del recorrido
El itinerario empieza en la antigua fragua, hoy transformada en Casa de la Cultura. Allí se conservan los útiles típicos de esta actividad: el fuelle, el yunque, la pila, el potro y algunos de los objetos que producía. Los herreros trabajan calentando las partes del hierro y modelándolo con el martillo. El herrero era indispensable en el pueblo, pues servía para crear rejas, bisagras, clavos, utensilios de cocina, así como para clavar y poner herraduras a los caballos.
Saliendo del pueblo por la calle del Chorro hacia arriba, cruzamos la carretera y llegamos a la calera, donde quedan los restos del horno donde se introducía la piedra caliza y se quemaba hasta obtener la cal para la construcción.
Tomamos el camino que bordea el río de Los Hoyos, junto a la carretera de acceso a Pinilla. Llegamos a un área recreativa, que cruza el río por el puente de madera y atraviesa la carretera por un túnel-puente sobre el mismo río. Las indicaciones nos llevan hasta el molino harinero del Navazo, reconstruido en 2007. En su interior conserva la misma estructura y antigua maquinaria del siglo XVIII,que estuvo funcionando a pleno rendimiento hasta 1971. Sobre él se encuentra el depósito de agua que permite su funcionamiento.
Tejeros gallegos
Continuamos por la pista dejando el riachuelo a la derecha, no tardando en alcanzar la tejera, que se refiere al lugar donde se confeccionaban las tejas para el arreglo y construcción de tejados. Según el panel explicativo, la labor la solían realizar emigrantes gallegos que se pasaban la temporada veraniega (del mes de mayo al Pilar) fabricando tejas, ¡nada menos que unas 30.000!.
Fuente: BrujulaSierra.es