Tenía dos años y medio. Medía menos de un metro. Era, posiblemente, una niña y pelirroja. Pertenecía a una comunidad neandertal, la especie previa del homo sapiens a la que todos hoy pertenecemos. Su rastro ha sido hallado en un calvero de la localidad serrana de Pinilla del Valle, a 90 kilómetros al norte de Madrid.
El individuo, de unos dos años y medio de edad, vivió hace más de 40.000 años y, aunque aún no se ha confirmado que su género fuese femenino, los científicos ya le han bautizado como «niña de Lozoya», en honor a este valle, del que se sospecha habría alojado un asentamiento estable de neandertales.